Geometría pura, materia y espacio dialogan con la topografía de Calingasta. El edificio se presenta como volúmenes monolíticos de tonos terrosos que replican los colores de los cerros circundantes. El edificio se estructura y gira alrededor de un gran patio central, combinando sobriedad tectónica con apertura al paisaje. Arquitectura silenciosa, densa y contenida, que es una bienvenida y anuncia el recorrido hacia el corazón del proyecto vinícola.