Desarrollado en tres niveles, este edificio presenta una volumetría precisa, de líneas ortogonales y lenguaje contemporáneo. Su envolvente está compuesta por un sistema de parasoles verticales que otorgan profundidad, control solar, control de vistas y ritmo a las fachadas.
El contraste entre los planos de piel y los elementos sobresalientes que enmarcan las aperturas genera una tensión contenida y elegante, dando carácter a la volumetría.
El acceso es peatonal, resuelto con un gesto lineal y paisajismo mínimo, reforzando la intimidad del recorrido y acentúan la idea de retiro en medio del tejido urbano.
El edificio se inscribe en un tejido urbano de alta densidad principalmente de usos comerciales. La implantación aprovecha la profundidad del lote para retirar la masa construida del frente, ocupando con una función contemporánea un corazón de manzana.
El conjunto propone una densificación controlada,se integra sin estridencias al contexto, e introduce una nueva capa de contemporaneidad que aporta un valor a un terreno urbano de desafiante resolución. El conjunto sugiere una arquitectura de silencio: contenida, precisa, y abierta al juego sutil de la luz y la sombra.